viernes, 14 de marzo de 2008

Creciente hostilidad puede costar caro a Obama y Clinton

por José Mármol la isla lile
WASHINGTON (AP).-Barack Obama y Hillary Rodham Clinton se han embarcado en un ciclo de insultos y acusaciones que puede perjudicar sus esperanzas de llegar a la presidencia.
Para deleite de su rival republicano John McCain, los dos aspirantes demócratas se están llenando de barro y sufriendo un gran desgaste en las internas partidarias, sin que haya empezado siquiera la campaña presidencial.
Llueven las denuncias, los desmentidos, las disculpas y de vez en cuando hay que despedir a algún colaborador por algo que dijo o hizo.
Esta semana Clinton tuvo que distanciarse de Geraldine Ferraro, quien renunció a su condición de asesora honoraria luego de armar revuelo al decir que a Obama le iba tan bien porque era de raza negra.
Obama evita entrar en esta tónica hostil. Pero deja que sus colaboradores le den palos a Clinton.
Uno de sus principales asesores, David Axelrod, se mostró furioso por los comentarios de Ferraro, quien a su vez expresó irritación por la reacción de Axelrod.
Samantha Power es una renombrada escritora, ganadora de un premio Pulitzer, quien se describe en tono de broma como "la chica de los genocidios" por su trabajo en ese campo. Asesora a Obama en política exterior sin cobrar y metió la pata al decirle a un diario escocés que Clinton era un "monstruo".
Renunció al equipo de Obama antes de que la gente de Clinton pudiese agitar las olas por ese comentario.
Con frecuencia se ha tocado el delicado tema de la raza y también se habla de la religión y cuestiones étnicas.
La gente de Clinton tiene una publicidad en la que se pregunta al votante quién está más capacitado para atender una llamada en la que se reporta una crisis a las tres de la mañana. Muchos opinaron que el aviso, que alude a una presunta incompetencia de Obama, tenía un trasfondo racista. Obama lo negó.
En ocasiones se ha insinuado que Obama es musulmán, no cristiano, y Clinton se ha manejado con mucho cuidado al tocar ese tema, sin hacer pronunciamientos firmes que despejen esa impresión.
Clinton ha sido uno de los blancos preferidos de los republicanos por años. Y ha aprendido a sacarle provecho a las andanadas que le lanzan. También asumió una actitud mucho más beligerante hacia Obama en las últimas semanas.
Pero el miércoles por la noche sorprendió al asumir un tono muy distinto y disculparse por varios errores.
Tomó distancia de los comentarios de Ferraro y se disculpó ante quienes pueden haberse molestado cuando su esposo, el ex presidente Bill Clinton, trató de restar mérito a los logros de Obama, comparándolos con los del reverendo Jesse Jackson, un fundador de organismos por los derechos civiles junto con Martin Luther King.

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