Edwin Paraison lamenta activistas denuncien internacionalmente condiciones en que viven los migrantes haitianos en República Dominicana debido a los “oídos sordos” del Gobierno .
espacinsular.SANTO DOMINGO. 17 DE MARZO DE 2008.- Manejar de manera objetiva el tema migratorio domínico-haitiano es una tarea que se torna cada vez más difícil a medida que las pasiones desbordan la racionalidad entre quienes promueven y defienden los derechos de los migrantes haitianos en la República Dominicana y los sectores dominicanos abiertamente hostiles a la presencia haitiana, planteó el sacerdote anglicano Edwin Paraison, Director Ejecutivo de la Fundación Zile en el panel de discusión tras la proyección de la película “Los Niños del Azúcar”, de la productora cubano-americana Amy Serrano.
En el evento, que se realizó el pasado sábado en el Auditorio de la Biblioteca Central de Broward County en Miami, además de los ya citados, los académicos haitiano-americanos Jean Claude Exulien, Claude Charles y Wooley Henríquez, completaron la mesa directiva, para comentar el documental.
“De la misma manera que consideramos en Haití la situación de los restavek como una forma de esclavitud moderna, hay escenas de la cinta que incluyen testimonios de militares apostados en la frontera, grabadas con cámara secreta, las cuales, comprueban la existencia de la esclavitud moderna del lado dominicano, a través del tráfico de persona”, opinó Paraison. Asimismo mencionó, entre otros, que el escritor y abogado santiaguense Ramón Antonio (Negro) Veras desde los años 80 defendía esa tesis.
Por otra parte señaló que hace más de 25 años, “Caña Amarga” y “Azúcar Negro” son documentales que se han producido relativos al mismo asunto, tratando de llamar la atención sobre las condiciones infrahumanas de vida de los habitantes de los bateyes, haitianos y dominicanos. “Igualmente lo hizo magistralmente a través de una producción audiovisual el periodista dominicano Huchi Lora, quien además aparece en la cinta de Amy Serrano”, apuntó.
No obstante, se mostró de acuerdo con algunos argumentos oficiales respecto al porcentaje minoritario de haitianos que viven actualmente en los bateyes proporcionalmente a una comunidad que “ronda los 750,000 a 800,000 personas entre haitianos y dominicanos de ascendencia haitiana, según las cifras de la Organización Internacional par las Migraciones (OIM)”, indicó.
Manifestó que en la Semana Santa, una de las atracciones para los citadinos que visitan las playas del Este y en las zonas cañeras rurales es el “Rará” llamado “Gaga” en la República Dominicana. “Miles de haitianos, domínico-haitianos y dominicanos de origen, tradicionalmente se incorporan a esa expresión cultural y religiosa de procedencia Africana practicada en Haití”, dijo el también ex-Cónsul General de Haití.
Por igual, los cristianos haitianos ya tienen sus cultos en creole en más de 50 templos de distintas denominaciones religiosas, además de una presencia estudiantil que sobrepasa los 10,000 universitarios haitianos, expresó.
Empero, reveló profundas contradicciones entre el interés de las autoridades y los lideres políticos dominicanos para con los ciudadanos dominicanos en el exterior, promoviendo su integración social y política y lo que dos prestigiosas figuras del mundo intelectual y político dominicano, Bernado Vega y el ex canciller Hugo Tolentino Dipp, definen como “el antihaitismo de Estado” cuyas manifestaciones que perduran en la sociedad dominicana, sostuvo.
Paraison lamentó que las ONGs y Grupos de Derechos Humanos no hayan tenido otra alternativa dentro de los derechos que les asiste en acudir a los organismos internacionales por encontrar “oídos sordos” a nivel local. En tanto que señaló que las posiciones asumidas al respecto por los gobiernos de turno dominicanos, ponen en riesgos a los promotores de los derechos humanos, al acusarlos supuestamente de “llevar a cabo una campaña en contra del país”.
espacinsular.SANTO DOMINGO. 17 DE MARZO DE 2008.- Manejar de manera objetiva el tema migratorio domínico-haitiano es una tarea que se torna cada vez más difícil a medida que las pasiones desbordan la racionalidad entre quienes promueven y defienden los derechos de los migrantes haitianos en la República Dominicana y los sectores dominicanos abiertamente hostiles a la presencia haitiana, planteó el sacerdote anglicano Edwin Paraison, Director Ejecutivo de la Fundación Zile en el panel de discusión tras la proyección de la película “Los Niños del Azúcar”, de la productora cubano-americana Amy Serrano.
En el evento, que se realizó el pasado sábado en el Auditorio de la Biblioteca Central de Broward County en Miami, además de los ya citados, los académicos haitiano-americanos Jean Claude Exulien, Claude Charles y Wooley Henríquez, completaron la mesa directiva, para comentar el documental.
“De la misma manera que consideramos en Haití la situación de los restavek como una forma de esclavitud moderna, hay escenas de la cinta que incluyen testimonios de militares apostados en la frontera, grabadas con cámara secreta, las cuales, comprueban la existencia de la esclavitud moderna del lado dominicano, a través del tráfico de persona”, opinó Paraison. Asimismo mencionó, entre otros, que el escritor y abogado santiaguense Ramón Antonio (Negro) Veras desde los años 80 defendía esa tesis.
Por otra parte señaló que hace más de 25 años, “Caña Amarga” y “Azúcar Negro” son documentales que se han producido relativos al mismo asunto, tratando de llamar la atención sobre las condiciones infrahumanas de vida de los habitantes de los bateyes, haitianos y dominicanos. “Igualmente lo hizo magistralmente a través de una producción audiovisual el periodista dominicano Huchi Lora, quien además aparece en la cinta de Amy Serrano”, apuntó.
No obstante, se mostró de acuerdo con algunos argumentos oficiales respecto al porcentaje minoritario de haitianos que viven actualmente en los bateyes proporcionalmente a una comunidad que “ronda los 750,000 a 800,000 personas entre haitianos y dominicanos de ascendencia haitiana, según las cifras de la Organización Internacional par las Migraciones (OIM)”, indicó.
Manifestó que en la Semana Santa, una de las atracciones para los citadinos que visitan las playas del Este y en las zonas cañeras rurales es el “Rará” llamado “Gaga” en la República Dominicana. “Miles de haitianos, domínico-haitianos y dominicanos de origen, tradicionalmente se incorporan a esa expresión cultural y religiosa de procedencia Africana practicada en Haití”, dijo el también ex-Cónsul General de Haití.
Por igual, los cristianos haitianos ya tienen sus cultos en creole en más de 50 templos de distintas denominaciones religiosas, además de una presencia estudiantil que sobrepasa los 10,000 universitarios haitianos, expresó.
Empero, reveló profundas contradicciones entre el interés de las autoridades y los lideres políticos dominicanos para con los ciudadanos dominicanos en el exterior, promoviendo su integración social y política y lo que dos prestigiosas figuras del mundo intelectual y político dominicano, Bernado Vega y el ex canciller Hugo Tolentino Dipp, definen como “el antihaitismo de Estado” cuyas manifestaciones que perduran en la sociedad dominicana, sostuvo.
Paraison lamentó que las ONGs y Grupos de Derechos Humanos no hayan tenido otra alternativa dentro de los derechos que les asiste en acudir a los organismos internacionales por encontrar “oídos sordos” a nivel local. En tanto que señaló que las posiciones asumidas al respecto por los gobiernos de turno dominicanos, ponen en riesgos a los promotores de los derechos humanos, al acusarlos supuestamente de “llevar a cabo una campaña en contra del país”.
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