
SANTO DOMINGO, DN/República Dominicana. - A Escolástica Hernández, monteplateña residente en el paraje San Juan de Buena Vista, nadie le ha hablado de los objetivos del milenio para el desarrollo. Ella sólo sabe de los trucos que hay que hacer cada día para sobrevivir a su extrema pobreza.
Pobreza es la gran estampa que la gente de El Seibo y Monte Plata no logra borrarse, aún con la declaración de ambas provincias como modelo para la ejecución de los objetivos del milenio.
Pero las autoridades aún carecen de un diagnóstico para saber la cantidad de recursos que necesita Monte Plata para salir de su letargo. Así lo señala el presidente de la Fundación Pro Desarrollo de la Provincia, Iddal de los Santos. "Estos objetivos no han podido sentirse todavía por la falta del levantamiento necesario”, atestigua.
Para cumplir con las metas, mundialmente fijadas para 2015, estas provincias del Este deben salir de los primeros lugares en la miseria que comparten con varias localidades fronterizas y, luego de este progreso, empezar a superar las precariedades que colocan a todo el país en situación de rezago.
En Miches, lejos de todo, excepto de un mar de esperanzas y de tragedias, Antonio Cruz también ignora que los objetivos del milenio procuran mejorar las precarias condiciones sanitarias en las que viven él y los demás residentes del sector Miramar, colgado de un barranco por el que cruza la tortuosa carretera que va desde la capital de la provincia.
Infraestructura
El Seibo fue la primera provincia declarada pueblo del milenio, en 2005, y las mesas de trabajo que levantaron el diagnóstico establecieron que la inversión pública, para cumplir los objetivos, debía ascender a RD$1,071 millones en 2006 y RD$1,538 en el año en curso. Aunque el grupo de “infraestructura” previó RD$496 millones para el primer año y RD$995 millones para el siguiente, ni las calles de Miches, ni las carreteras que la comunican con su entorno, lucen mínimamente transitables.
Igual ocurre en Monte Plata, donde la carretera hacia el municipio Bayaguana es una colección de hoyos, que ya provocó la muerte de una persona durante una protesta por su reparación. San Juan de Buenavista es un paraje del distrito municipal de Chirino, donde los caminos vecinales y la carretera que llevan al pueblo se tornan intransitables y ponen en peligro las cosechas de auyamas y arroz.
Salud. Una de las áreas más calamitosas es la de salud. Como cuenta Iddal de los Santos, varias personas han muerto en el municipio cabecera de Monte Plata tan sólo por la falta de una ambulancia. El hospital del pueblo no cuenta con sala de cirugía y cualquier enfermedad de cuidado implica un traslado a la Capital. Bernabé Guzmán, dirigente campesino de Chirino, prefiere responder cualquier urgencia médica con un viaje a Santo Domingo, antes que ir al municipio cabecera. Pero el médico José Enrique Vicioso, funcionario provincial de Salud Pública, asegura que la salud en Monte Plata “ha tomado un repunte”, impulsada por la apertura del régimen subsidiado del Seguro Familiar de Salud, que tiene 58 mil afiliados en esta provincia de aproximadamente 200 mil.
Dijo que los cuatro hospitales municipales ya reciben subvenciones mensuales que superan por mucho las precedentes, como el de Yamasá, que pasó de RD$200 mil a RD$980 mil. Los monteplateños cifran su esperanza en un hospital provincial que debe estar listo a finales de 2008; mientras tanto, la población no confía en los existentes.
Empleo y Educación
Mientras peor le va a la agricultura, peor le va a la familia de Escolástica, cuyo esposo se gana la vida como jornalero en conucos ajenos, si aparece trabajo. Por mediodía de labor puede conseguir RD$150 (cuatro dólares).
Al hogar no llega la tarjeta Solidaridad, que promueve el gabinete social del Gobierno. Para Iddal de los Santos, la cobertura de este programa en la provincia Monte Plata resulta reducida, pese a que las autoridades aseguran que llega a 23 mil familias. En El Seibo son más frecuentes los entrevistados que aseguran que reciben los RD$550 mensuales, tanto en Miches como en el municipio cabecera. Estos recursos pueden ayudar a mover algunos indicadores, como el que mide la pobreza extrema a partir de aquellos que reciben menos del equivalente a un US$1 por día, aunque los estudiosos sociales aseguran que no garantizan el desarrollo sostenible.
Escolástica, madre de seis hijos, está contenta porque ya la escuela le acepta a su pequeño de tres años, pero en la segunda semana de clases ninguno había podido asistir, por falta de dinero para comprar cuadernos.
En el Seibo, la Secretaría de Educación remodeló la escuela del barrio periférico Villa Guerrero, pero los profesores de la escuela Eloína Constanzo están a punto de irse a huelga por la paralización de la reconstrucción de ésta desde hace dos años. Mil 500 niños estudian en condiciones precarias.
El gobernador provincial, Marcelino Fulgencio, resalta la ampliación del hospital del municipio, la construcción de la carretera hasta el distrito municipal Pedro Sánchez y otras vías vecinales.
Prioridades
La primera dama, Margarita Cedeño, ha puesto empeño en este programa, principalmente con la construcción de centros tecnológicos, que presenta como elementos de progreso. Ahí imparten cursos de “alfabetización digital”, pero al margen del currículo del sistema nacional de educación.
El profesor Amado Feliciano participó en el levantamiento del diagnóstico de El Seibo y, aunque reconoce la inversión en las obras que cita Fulgencio, asegura que las autoridades incumplen con los lineamientos. Coincide con De los Santos en que los trabajos proyectados resultan insuficientes para los objetivos. Entienden que ni el pueblo, ni algunas de sus autoridades están informados y mucho menos involucrados en estos proyectos.
La pobreza en cada rincón
Estas dos provincias fueron escogidas como plan piloto por figurar entre las de mayores niveles de pobreza general. 68.9% el Seibo, sexto lugar, y 73.6% Monte Plata, el tercero, según el Estudio sobre Focalización de la Pobreza (2005). Los objetivos del milenio, asumidos en septiembre de 2000 por Naciones Unidas, constan de 18 metas y 40 indicadores.
Entre las metas, está reducir la pobreza a la mitad de aquí a 2015. Los principales indicadores son porcentaje de la población con ingresos inferiores a US$1 por día y los índices de desnutrición e insuficiencia alimenticia, cantidad de niños que completan la enseñanza primaria, las tasas de mortalidad y de enfermedades catastróficas, los niveles de acceso a agua potable y los índices de empleo.
Pobreza es la gran estampa que la gente de El Seibo y Monte Plata no logra borrarse, aún con la declaración de ambas provincias como modelo para la ejecución de los objetivos del milenio.
Pero las autoridades aún carecen de un diagnóstico para saber la cantidad de recursos que necesita Monte Plata para salir de su letargo. Así lo señala el presidente de la Fundación Pro Desarrollo de la Provincia, Iddal de los Santos. "Estos objetivos no han podido sentirse todavía por la falta del levantamiento necesario”, atestigua.
Para cumplir con las metas, mundialmente fijadas para 2015, estas provincias del Este deben salir de los primeros lugares en la miseria que comparten con varias localidades fronterizas y, luego de este progreso, empezar a superar las precariedades que colocan a todo el país en situación de rezago.
En Miches, lejos de todo, excepto de un mar de esperanzas y de tragedias, Antonio Cruz también ignora que los objetivos del milenio procuran mejorar las precarias condiciones sanitarias en las que viven él y los demás residentes del sector Miramar, colgado de un barranco por el que cruza la tortuosa carretera que va desde la capital de la provincia.
Infraestructura
El Seibo fue la primera provincia declarada pueblo del milenio, en 2005, y las mesas de trabajo que levantaron el diagnóstico establecieron que la inversión pública, para cumplir los objetivos, debía ascender a RD$1,071 millones en 2006 y RD$1,538 en el año en curso. Aunque el grupo de “infraestructura” previó RD$496 millones para el primer año y RD$995 millones para el siguiente, ni las calles de Miches, ni las carreteras que la comunican con su entorno, lucen mínimamente transitables.
Igual ocurre en Monte Plata, donde la carretera hacia el municipio Bayaguana es una colección de hoyos, que ya provocó la muerte de una persona durante una protesta por su reparación. San Juan de Buenavista es un paraje del distrito municipal de Chirino, donde los caminos vecinales y la carretera que llevan al pueblo se tornan intransitables y ponen en peligro las cosechas de auyamas y arroz.
Salud. Una de las áreas más calamitosas es la de salud. Como cuenta Iddal de los Santos, varias personas han muerto en el municipio cabecera de Monte Plata tan sólo por la falta de una ambulancia. El hospital del pueblo no cuenta con sala de cirugía y cualquier enfermedad de cuidado implica un traslado a la Capital. Bernabé Guzmán, dirigente campesino de Chirino, prefiere responder cualquier urgencia médica con un viaje a Santo Domingo, antes que ir al municipio cabecera. Pero el médico José Enrique Vicioso, funcionario provincial de Salud Pública, asegura que la salud en Monte Plata “ha tomado un repunte”, impulsada por la apertura del régimen subsidiado del Seguro Familiar de Salud, que tiene 58 mil afiliados en esta provincia de aproximadamente 200 mil.
Dijo que los cuatro hospitales municipales ya reciben subvenciones mensuales que superan por mucho las precedentes, como el de Yamasá, que pasó de RD$200 mil a RD$980 mil. Los monteplateños cifran su esperanza en un hospital provincial que debe estar listo a finales de 2008; mientras tanto, la población no confía en los existentes.
Empleo y Educación
Mientras peor le va a la agricultura, peor le va a la familia de Escolástica, cuyo esposo se gana la vida como jornalero en conucos ajenos, si aparece trabajo. Por mediodía de labor puede conseguir RD$150 (cuatro dólares).
Al hogar no llega la tarjeta Solidaridad, que promueve el gabinete social del Gobierno. Para Iddal de los Santos, la cobertura de este programa en la provincia Monte Plata resulta reducida, pese a que las autoridades aseguran que llega a 23 mil familias. En El Seibo son más frecuentes los entrevistados que aseguran que reciben los RD$550 mensuales, tanto en Miches como en el municipio cabecera. Estos recursos pueden ayudar a mover algunos indicadores, como el que mide la pobreza extrema a partir de aquellos que reciben menos del equivalente a un US$1 por día, aunque los estudiosos sociales aseguran que no garantizan el desarrollo sostenible.
Escolástica, madre de seis hijos, está contenta porque ya la escuela le acepta a su pequeño de tres años, pero en la segunda semana de clases ninguno había podido asistir, por falta de dinero para comprar cuadernos.
En el Seibo, la Secretaría de Educación remodeló la escuela del barrio periférico Villa Guerrero, pero los profesores de la escuela Eloína Constanzo están a punto de irse a huelga por la paralización de la reconstrucción de ésta desde hace dos años. Mil 500 niños estudian en condiciones precarias.
El gobernador provincial, Marcelino Fulgencio, resalta la ampliación del hospital del municipio, la construcción de la carretera hasta el distrito municipal Pedro Sánchez y otras vías vecinales.
Prioridades
La primera dama, Margarita Cedeño, ha puesto empeño en este programa, principalmente con la construcción de centros tecnológicos, que presenta como elementos de progreso. Ahí imparten cursos de “alfabetización digital”, pero al margen del currículo del sistema nacional de educación.
El profesor Amado Feliciano participó en el levantamiento del diagnóstico de El Seibo y, aunque reconoce la inversión en las obras que cita Fulgencio, asegura que las autoridades incumplen con los lineamientos. Coincide con De los Santos en que los trabajos proyectados resultan insuficientes para los objetivos. Entienden que ni el pueblo, ni algunas de sus autoridades están informados y mucho menos involucrados en estos proyectos.
La pobreza en cada rincón
Estas dos provincias fueron escogidas como plan piloto por figurar entre las de mayores niveles de pobreza general. 68.9% el Seibo, sexto lugar, y 73.6% Monte Plata, el tercero, según el Estudio sobre Focalización de la Pobreza (2005). Los objetivos del milenio, asumidos en septiembre de 2000 por Naciones Unidas, constan de 18 metas y 40 indicadores.
Entre las metas, está reducir la pobreza a la mitad de aquí a 2015. Los principales indicadores son porcentaje de la población con ingresos inferiores a US$1 por día y los índices de desnutrición e insuficiencia alimenticia, cantidad de niños que completan la enseñanza primaria, las tasas de mortalidad y de enfermedades catastróficas, los niveles de acceso a agua potable y los índices de empleo.
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